SOCIEDAD Y
DESIGUALDADES
AÑO II | NÚMERO 2
MAYO 2025
OCTUBRE 2025
ISSN 3072-7111
INSTITUTO DE ESTUDIOS SOCIALES EN CONTEXTOS DE DESIGUALDADES (IESCODE)
Los procesos de identificación como estudiantes universitarias/os La experiencia en los espacios extracurriculares en la UNPAZ María Paz Campassi
UNPAZ, Argentina
mcampassi@unpaz.edu.ar / ORCID: 0009-0005-6887-2619

Recibido: 11 de noviembre de 2024. Aceptado: 19 de marzo de 2025. Resumen La Universidad Nacional de José C. Paz (UNPAZ) es una institución que forma parte de un conjunto de casas de estudios de reciente creación caracterizadas por sus improntas inclusivas, que posibilitaron el acceso a la educación superior a un sector de la población que no lo había hecho previamente. En ese contexto, me propuse estudiar los procesos de identificación como estudiantes universitarias/os de personas que cursan o han cursado la carrera de Trabajo Social allí. Entiendo que los procesos de identificación como estudiantes universitarias/os, son acciones dinámicas y relacionales, que se despliegan a través de diferentes ámbitos. En este artículo analizo algunas experiencias de mis interlocutores en espacios extracurriculares de la Universidad como tutorías, los ciclos de cine, jornadas, congresos, actividades promovidas desde la carrera, charlas, entre muchas otras iniciativas. Sostengo que no solo las experiencias que ocurren en las aulas sino también las que se dan en los ámbitos extracurriculares inciden en los procesos de identificación como estudiantes universitarias/os; y que, paralelamente, ese despliegue va generando efectos/movimientos en las identificaciones que se producen en otras esferas de la vida de los sujetos. La técnica privilegiada para la recolección de datos fue la entrevista en profundidad. El corpus de entrevistas está integrado por siete entrevistas que fueron realizadas a estudiantes de la Licenciatura en Trabajo Social de la UNPAZ que han participado en alguna de las propuestas de tutoría ofertadas por la Universidad para esa carrera. Palabras clave: procesos de identificación | universidad | experiencia Processes of identification as university students The experience in extracurricular spaces at UNPAZ Abstract The Universidad Nacional de José C. Paz (UNPAZ) is part of a group of recently established educational institutions characterized by their inclusive approach, which has enabled access to a sector of the population that previously had limited opportunities. Within this context, I set out to study the processes of identification as university students among individuals who are currently pursuing or have completed the Social Work degree at UNPAZ. I understand these identification processes as dynamic and relational actions that unfold across various settings. In this article, I examine some experiences of my participants in extracurricular spaces within the university, such as tutoring sessions, film screenings, workshops, conferences, activities organized by the department, lectures, and many other initiatives. I argue that not only do in-class experiences influence the identification processes as university students, but those in extra-classroom environments also play a significant role. Simultaneously, these interactions generate effects or shifts in the identification processes that emerge in other areas of the individuals’ lives. The primary data collection method was in-depth interviewing. The interview corpus comprises seven interviews conducted with Social Work students at UNPAZ who have participated in one or more of the tutoring initiatives offered by the university for this programme. Keywords: identification processes | university | experience
1. Introducción Este artículo se basa en uno de los capítulos de mi tesis de maestría denominada Los procesos de identificación como estudiantes universitarias/os de cursantes de la carrera de Trabajo Social de la Universidad Nacional de José C. Paz.1 La misma se desarrolló en el marco de proyectos de investigación radicados en el IESCODE y financiados por la propia UNPAZ. 2 La tesis documenta aspectos de las experiencias de personas que habitan el Conurbano Bonaerense y que cursan o han cursado la Lic. en Trabajo Social en la Universidad Nacional de José C. Paz. Ellas/os forman parte de un sector de la población que hasta hace relativamente pocos años no accedía a la educación superior universitaria. En este sentido, cabe señalar que el emplazamiento de casas de altos estudios en el territorio bonaerense se presentó como una suerte de “invitación a estudiar” (Isacovich, 2019), especialmente para quienes no habían podido hacerlo en su juventud. La fundación de la UNPAZ se inscribe en un largo proceso de ampliación del sistema universitario que tuvo diferentes etapas. Creada en diciembre de 2009 en el marco de la última de las etapas de expansión iniciada en 2003, forma parte de las denominadas Universidades del Bicentenario, caracterizadas por su fuerte vinculación territorial y su mandato inclusivo. La UNPAZ se ubica en el noroeste del Conurbano Bonaerense, a cinco cuadras de la estación José C. Paz del Ferrocarril General San Martín. En particular, en este artículo me interesa conocer las experiencias y relaciones que se desarrollan puertas adentro de la Universidad, recuperando las formas en que las/os estudiantes se desplazan por los diferentes espacios extracurriculares y que van dando forma al despliegue de los procesos de identificación como estudiantes universitarias/os. Respecto a estos espacios, las actividades son tan diversas como los ámbitos en los que se realizan y los actores que participan o intervienen en su organización. Algunas propuestas pueden tener más o menos vinculación con los contenidos de las materias, otras apuestan a temáticas o problemáticas en registros más contemporáneos. La duración y formatos varían: por un lado, están las que se desarrollan bajo tiempos más acotados (días específicos) como pueden ser charlas, presentaciones de libros, debates acerca de distintas problemáticas actuales, conciertos, entre otras; luego, las que tienen duración más prolongada, como pueden ser congresos, jornadas, ciclos de cine; o bien, las que complementan el ciclo lectivo como sucede con los dispositivos de acompañamiento, por ejemplo, las tutorías. Es interesante señalar que esta diversidad de instancias por fuera de las curriculares previstas en los planes de estudio no era algo que tuviera previsto abordar. Sin embargo, en las entrevistas, mis interlocutores las traían como espacios relevantes, en torno de los cuales pronunciaban frases como “la universidad me partió la cabeza” o “me encanta la vida universitaria, porque te abre la cabeza”. Pensando en los procesos de identificación como universitarias/os, me interesa indagar en los sentidos que construyen las/os estudiantes sobre los espacios extracurriculares. Por sentidos me refiero a las construcciones sociales que realizan los sujetos para comprender las situaciones y experiencias de la vida cotidiana. Estas construcciones se dan en un proceso dialógico y profundamente dinámico (Spink y Medrado, 2013; D’Aloisio et al, 2010). El entramado teórico que propongo articula una serie de conceptos. Centralmente recuperé la noción de procesos de identificación trabajada por los autores Brubaker y Cooper (2001), que permite entender que dichos procesos comprenden tanto dimensiones intersubjetivas como espacios en los que se despliegan relaciones. A partir de ahí, consideré pertinente postular la categoría procesos de identificación como estudiantes universitarios, como modo de explorar las relaciones que acercaron a mis interlocutores a la Universidad y las que se generaron luego, así como los contextos diversos en los que esos vínculos se fueron desplegando, para así conocer aspectos de su identificación progresiva en tanto estudiantes de la Universidad. Además de procesos de identificación, mi encuadre teórico articula las nociones de experiencia desde una perspectiva histórico cultural, para mirar el cruce entre las condiciones materiales y las acciones de los sujetos (Thompson, 1989); así como la idea de experiencia universitaria (Carli, 2012), que pone el foco en el contexto de la institución formadora y la vida cotidiana allí, desde la mirada estudiantil. Consideré que experiencia y experiencia universitaria me permitirían acercarme a las formas en que se despliega el proceso de identificación como estudiantes universitarias/os. Asimismo, dialogué con la noción de oficio de estudiante (Gómez Mendoza y Azlate Piedrahita, 2010), pensando en su potencialidad para pensar los primeros años en la Universidad; pero también señalé la necesidad de ampliar la mirada hacia procesos de identificación (como estudiantes universitarias/os) que iban más allá del aprendizaje de un oficio, configurando la complejidad del proceso. En síntesis, procesos de identificación, cruzado con experiencia y experiencia universitaria, me permitieron pensar en cómo las/os estudiantes conjugan modos renovados de pensarse, no solo como estudiantes, sino en otros planos: como madres, esposas o compañeras, vecinas/os, militantes, etc., a través de las fronteras porosas (Carli, 2018). Sostengo que no solo las experiencias que ocurren en las aulas sino también las que se dan en los ámbitos extracurriculares inciden en los procesos de identificación como estudiantes universitarias/os; y que, paralelamente, ese despliegue va generando efectos/movimientos en las identificaciones que se producen en otras esferas de la vida de los sujetos. En cuanto a la metodología, partí de un enfoque etnográfico que apunta a la descripción, análisis e interpretación de la vida cotidiana. Respecto a las estrategias concretas de recolección de datos, privilegié la entrevista como modo de reconstruir los sentidos que los sujetos otorgan a sus prácticas como estudiantes. El corpus de entrevistas en el que se basa el análisis que presento en este artículo está compuesto por siete entrevistas. Las mismas se realizaron a estudiantes que en los años 2018 y 2019 se encontraran cursando la carrera de Trabajo Social. Asimismo, me interesaba que las/os estudiantes que participaran hubieran pasado en algún momento de la cursada de la carrera por el dispositivo de tutoría. Esto responde principalmente a una cuestión de acceso ya que yo misma me desempeñaba cómo tutora en esa carrera. En ese sentido, abrí la convocatoria en el espacio y concreté las entrevistas. Entrando en las particularidades de la UNPAZ, como mencioné anteriormente, en la Universidad se llevan adelante propuestas con características muy heterogéneas entre sí que buscan captar el interés de estudiantes. Prestar atención a los diferentes dispositivos y actividades permite acercarnos y conocer la cotidianeidad de la vida universitaria, ya que, a partir de ellas, se puede recuperar los recorridos que realizan las/os estudiantes que, interpeladas/os por sus temáticas, transitan el mundo universitario de modos diversos, producen sentidos sobre su experiencia, se encuentran con otras/os, se involucran con nuevas problemáticas que, en ocasiones, trascienden lo específicamente académico. A los fines de la claridad expositiva, primero me detendré en los dispositivos de acompañamiento, específicamente en las propuestas de tutorías; y, luego, en otras actividades extracurriculares como congresos, ciclos de cine, jornadas y clases abiertas. 2. Las tutorías desde la mirada estudiantil Los dispositivos de acompañamiento a las trayectorias aparecen en la vida institucional como parte de una política de inclusión frente a los desafíos que presenta el mundo académico. Se trata de estrategias que adoptan diferentes modalidades, que apuntan a fortalecer el ingreso y las trayectorias académicas de estudiantes que así lo requieran. Entre esas estrategias se encuentran las tutorías. El dispositivo integra dos líneas de intervención: por un lado, los espacios de trabajo que apuntan a atender demandas espontáneas, que pueden ser individuales y/o grupales, dirigidos prioritariamente a estudiantes de primer año. Estas instancias cuentan con aula, días y horarios fijos. Por otro lado, los talleres de fortalecimiento, que tienen una dinámica diferente. Son talleres con una propuesta de trabajo específica que apuntan a ejercitar la lectura, la escritura y preparar instancias de evaluación que deben atravesar las/os estudiantes dentro del mundo universitario. A continuación, me voy a referir a los modos en que mis interlocutores relataron su llegada a tutorías y las experiencias y sentidos que construyen sobre el dispositivo. En la entrevista, Elena comentó que el primer acercamiento surgió a partir de interacciones con docentes, que las presentaron como “una parte más de la Universidad para aprovechar”. Sin embargo, ello no motivó la participación hasta escuchar el relato de una compañera, quien repuso en clase su experiencia en tutorías: “para ella había un antes y un después. Como que ahora ya no le costaba”. Esas palabras generaron un efecto diferente que llevó a Elena a pensar las tutorías como una experiencia posible: “está bueno, porque si vos lo escuchas de tu par, vos decís, bueno yo también por ahí puedo”. Nancy es otra entrevistada que también se enteró por un docente. Sostiene que la primera vez que participó en el espacio fue junto a un compañero para despejar dudas sobre un parcial: “sentía que necesitaba ayuda. No sabía si estaba bien lo que habíamos armado”. Entre las complejidades que encontró, una cuestión central tiene que ver con la situación de enfrentarse por primera vez a una instancia de evaluación y “sentir que no podía sola”. Resulta sugerente observar cómo los sentidos que las/os docentes construyen sobre tutorías se conjugan, en algunos casos, con los sentidos y estrategias que las/os estudiantes ponen en juego para resolver las dificultades que se les presentan. Al mismo tiempo, en los relatos también aparecen otros sentidos que parecieran ir en otra dirección y que conviven dentro del ámbito universitario. Nancy relata que, en otra oportunidad, asistió a tutorías para preparar un coloquio de cierre de cursada. Era la primera vez que se enfrentaba a una instancia de esas características y desconocía la dinámica de evaluación. Al terminar la exposición, y como parte de su reflexión final, mencionó a su docente y compañeras/os que había recurrido a tutorías para organizar la exposición. Al reconstruir ese momento repone que entre sus compañeras/os circulaba cierta idea que “si vas a tutorías sos burra”. En algunos casos, los sentidos sobre tutorías están asociados con la oportunidad para aprender algo nuevo, sobrellevar la cursada o encontrar ayuda. Otras referencias tienen una carga negativa (“a las tutorías asisten los burros”). Paralelamente, las/os docentes y las instituciones van construyendo sus propias miradas que, a la vez, son interpretadas por las/os estudiantes. Entonces, las tutorías pueden ser el lugar al que, para algunos, “van los burros” y, al mismo tiempo, representar una experiencia que otorga mayor seguridad y permite sostener el estudio. Interpreto que esa “seguridad” a la que se hace referencia al hablar de las tutorías interviene en el proceso de identificación como universitaria. También, en los registros aparecen sentidos sobre las tutorías vinculados a una forma diferente de hacer en la universidad. En el caso de Elena, aparecen características particulares asociadas al quehacer estudiantil dentro del mundo universitario. Ella hizo referencia a su participación en un taller de lectura de textos académicos. Planteó que a partir del trabajo allí pudo empezar a realizar una lectura más “atenta” sobre los textos, deteniéndose en el título, prestando atención a “las bajadas”, el pie de página. Reconoce que estas estrategias fueron muy importantes para “empezar a leer como se lee”, lo que pareciera dar cuenta, enunciado de esta manera, es que existe una forma adecuada de leer propia del nivel superior que se diferencia de otros modos. Ella explica que, antes, “buscaba como en la secundaria… El título por ahí no lo leía, para leer más rápido”. Sostiene “Ahora presto mucha más atención, trato de no leer así, tan rápido, sino de leer muchas veces, para poder entender”. Carla menciona que en otro taller de tutorías trabajaron la lectura y análisis de consignas de evaluación. Sostiene que esa tarea la orientó a interpretar los enunciados y “leer lo que te piden”, haciendo referencia a “la primera palabra”, el verbo que indica la acción, que antes no se detenía a leer. Por otra parte, la entrevistada anterior hace referencia al trabajo en torno de la lectura de consignas y la organización del proceso de escritura, que también destaca Nancy. Esta última, reconoce dificultades a la hora de redactar, sobre todo en las instancias de evaluación en las que, explica, “los nervios por aprobar me bloquean”. Encontró en estos espacios formas de ejercitar su escritura a partir de propuestas de ordenamiento de la información antes de empezar a escribir: “apuntamos todo en una hoja borrador y ahí vamos ordenando las ideas”. Nancy contó que fue implementando estas estrategias y le resultaron útiles para ordenar “lo principal”. Asimismo, sostiene que esa técnica le “quedó grabada”. En las evaluaciones, “empezamos hablando de forma contextual [...] siempre empiezo por la fecha, a explicar por qué”. Ella refiere que, aunque continúa poniéndose nerviosa, el borrador la ayuda a organizarse: “en el último trabajo de Prácticas II, hasta último momento yo armaba, desarmaba, armaba y desarmaba [...] pero bueno, me sirvió”. Si bien siente que aún le falta “algo”, reconoce también que la redacción tiene un componente procesual que depende de la trayectoria: “siento que me falta algo siempre, pero voy entendiendo que eso lo voy aprendiendo con el paso del tiempo, con el trayecto”. Resulta especialmente interesante lo que se desprende aquí respecto de la escritura como parte de un proceso. La destreza necesaria para redactar, por ejemplo, no se adquiere de una vez, sino de modo progresivo. Cabe destacar, en este sentido, que esto corre también para quienes escriben fluidamente, ya que producir un texto suele implicar “armar y desarmar” su estructura hasta llegar a la producción definitiva. Tal como sostiene Paula Carlino (2005), la escritura configura un proceso intrínsecamente lento y que contiene ansiedad debido a que, cuando una/o escribe, se enfrenta a la necesidad de producir nuevos conocimientos, al menos nuevos para quien lo está produciendo, y esto ocurre porque escribir exige poner en relación ideas, autores, textos, etc., y organizar lo que ya se sabía para comunicarlo a alguien específico. En ese sentido, la autora identifica diferentes etapas que integran el proceso de escritura que llevan a que lo pensado se ponga afuera: “el pensamiento no escrito se va con el tiempo, en cambio la escritura como objeto material, externo, lo tengo ahora y lo tengo después y lo puedo revisar” (2005: 10). Lo planteado por Carlino (2005), la escritura como posibilidad de volver sobre lo pensado tantas veces como sea necesario, resulta clave para pensar lo expuesto por Nancy, la idea de que “armaba, desarmaba, armaba y desarmaba”. Estos fragmentos resultan sugerentes para pensar la relación entre la idea de proceso que comprende la escritura y el carácter procesual de la identificación como estudiantes universitarias/os. Aquí aparece la incorporación de una estrategia para la escritura que es gradual y dinámica, que a su vez guarda una fuerte relación con las habilidades que deben desarrollar las/os estudiantes en este nivel académico. Se podría pensar que, así como sucede con la escritura, los procesos de identificación pueden “armar, desarmar, armar y desarmar” los sentidos sobre sí mismos en el espacio universitario y más allá de él. En otros testimonios, al consultar por lo que se hace en las tutorías, aparece en primer plano la cuestión de los vínculos que se producen entre sujetos. Esto se presenta de una forma muy clara cuando Jorgelina sostiene que “la socialización de uno te ayuda también a seguir”. Es por demás interesante como aquí comienzan a aparecer las tutorías no solo como un lugar en el que se hace algo particular, sino también un espacio donde se construyen relaciones sociales. Esta idea vinculada a la construcción de relaciones sociales en el espacio de tutorías se presenta más allá de las ya planteadas entre estudiante y tutora. Nancy cuenta que, en una oportunidad, cuando asistió a tutorías para trabajar textos específicos, conoció a otra estudiante de años más avanzados que se encontraba resolviendo consultas particulares. A la salida, caminaron juntas hasta el tren. Nancy repone en la entrevista que su compañera, quien ya había rendido años anteriores, le compartió información sobre la materia que se encontraba cursando: “me dijo que fue a final y que el profesor le gusta que le hables de Karsz… (en referencia a un autor de la materia)”. Estas interacciones permiten pensar las tutorías como un espacio para el aprendizaje de determinadas habilidades necesarias en el mundo académico y, al mismo tiempo, un ámbito en el que se van estableciendo vínculos que también aportan al sostenimiento de las trayectorias y alimentan los procesos de identificación como estudiantes universitarias/os de quienes cursan Trabajo Social. Existen otros aspectos interesantes para reflexionar sobre el pasaje de las estudiantes consultadas por las tutorías. Una de mis entrevistadas cuenta que, en ocasiones, han asistido a tutorías con su hija por no tener con quien dejarla al cuidado. Nancy reflexiona sobre esa situación: “tan chica y entrar a la universidad y uno recién de grande la pisa… eso hace que ellos se estimulen y sigan”. La posibilidad de experimentar ese espacio junto a su hija permite detenerse en las formas que va adoptando el proceso de identificación como estudiante universitaria/o, cuando la propia experiencia en la universidad se piensa como algo posible para otras/os, en este caso su hija. En sus estudios sobre estudiantes en la UNPAZ, D’Avirro (2020) sostiene que “la maternidad es un refuerzo positivo para las estudiantes, pues los hijos son para ellas una fuerte motivación a estudiar” (D’Avirro et al., 2020: 55). Pensar su propia experiencia como una motivación para un eventual ingreso en la universidad de su hija habla no solo de su proceso de identificación como estudiante, sino también de una forma particular de serlo, siendo madre, “grande” y cuando “jamás se (le) había cruzado llegar a la universidad”. Tal vez pueda plantearse que, al tiempo que se va pudiendo identificar como universitaria, se generan movimientos o revisiones en otras identificaciones (como madre, por ejemplo). Como fui sosteniendo en las páginas anteriores, las tareas que se desarrollan en tutorías se relacionan fuertemente con el quehacer estudiantil en términos académicos, como por ejemplo, el dominio de textos, la interpretación de consignas, la resolución de parciales, entre otros. Ahora bien, en el relato de Vanesa se presenta un quehacer relacionado con el estudio y que, además, trasciende el ámbito universitario. Cuenta que desde hace algunos años tiene un blog en el que va escribiendo sobre temas de interés personal. Sostiene que a medida que “pasa el tiempo y va aprendiendo” cuestiones relativas a la escritura, retoma su página y retoca la redacción: “vuelvo a mi blog, entro de vuelta y leo. Entonces, pongo coma, saco coma”. Esta idea que recuperé anteriormente de Carlino (2005) en relación con la escritura como un ejercicio lento que implica una revisión permanente, aparece aquí en una dimensión bien distinta: en el sentido que, lo que se aprende en la universidad no solo sirve para fortalecer el trabajo como estudiante y aprobar los parciales, sino que se instala como una práctica que trasciende la esfera de la vida universitaria. Entonces, así como hay que “armar y desarmar” para responder una pregunta de parcial; también se puede revisar lo que se escribió tiempo atrás en otra esfera de la vida. Resulta interesante traer aquí la categoría oficio de estudiante. Entre la heterogeneidad de sentidos que conviven en torno a tutorías, un fuerte componente está relacionado con el quehacer estudiantil específico vinculado al oficio en el nivel superior. Estas ideas guardan relación con la perspectiva etnometodológica sobre el oficio de ser estudiante (Gómez Mendoza y Azlate Piedrahita, 2010), desde la que se lo piensa como un ejercicio para encontrar un lenguaje científico y así familiarizarse con reglas y códigos académicos que permitan administrar el trabajo de forma autónoma y, en consecuencia, sentirse más a gusto en el mundo universitario; aquello que Coulon (2017) llama el tiempo de la afiliación. Sin embargo, también registré otros sentidos sobre las tutorías que parecieran ir más allá de la incorporación de “reglas” o “códigos académicos”, como la idea de que lo que ahí se aprende puede trasladarse a otros ámbitos de la vida para favorecer prácticas que venían desarrollándose con anterioridad (el blog personal de Vanesa). En ese sentido, los procesos de identificación como categoría analítica guardan relación con la incorporación de hábitos de estudio relevantes en términos del oficio de estudiante pero, sobre todo, se vinculan con otros aspectos de la experiencia que se proyectan más allá de habitar la universidad. Hasta aquí me interesé por mostrar cómo la participación en estos espacios extracurriculares es relevante en tanto muestra el complejo universo de relaciones que se desarrolla en las tutorías y más allá de ellas. Por otra parte, los sentidos que construyen los sujetos sobre este espacio como parte de su comprensión del mundo universitario expresan aspectos del proceso de identificación como estudiantes de este nivel educativo. Por último, las experiencias de los sujetos evidencian las conexiones que existen al interior de los distintos espacios que funcionan dentro de la Universidad. Entonces, tutorías puede aparecer en un coloquio, en una clase, en una red social de estudiantes habilitando nuevas formas de ser estudiante y “sentirse parte” del mundo universitario. Asimismo, como mencioné en la Introducción y como desarrollaré con más profundidad en las próximas páginas, las fronteras que existen entre la Universidad y el afuera son porosas (Carli, 2018), lo que genera efectos en la vida de los sujetos. 3. Más allá de las tutorías: otros espacios extracurriculares en la perspectiva de las/os estudiantes Como detallé previamente, la UNPAZ se constituye como un espacio dinámico donde convergen una heterogeneidad de propuestas curriculares y extracurriculares. Esa heterogeneidad quedó expresada en el corpus de entrevistas construido. Algunas/os entrevistadas/os han mencionado la asistencia a una jornada sobre diversidad de género organizada por la carrera de Trabajo Social, otras/os describieron propuestas organizadas por el área de extensión universitaria, como son las jornadas de cine abiertas a la comunidad, y también he obtenido información sobre la asistencia a un Congreso organizado por la Federación Argentina de Unidades Académicas de Trabajo Social. Los relatos muestran que las experiencias resultan tan heterogéneas como las propuestas de la Universidad. Dos de las entrevistadas cuentan que asistieron a la jornada sobre diversidad de género referidas previamente. Una de ellas cuenta que la actividad fue impulsada por una de las materias de segundo año de la carrera de Trabajo Social con el propósito de visibilizar las situaciones y problemáticas que atraviesan las personas trans en diferentes ámbitos: el laboral, escolar y de salud. Para ello, convocaron a una estudiante trans de la carrera de Trabajo Social para que pueda compartir las experiencias vividas de forma biográfica. Carla se enteró de la propuesta a través del centro de estudiantes, y decidió asistir. Al momento de contar los detalles de la jornada, aclara que la familia en la que se crio era bien “tradicional” y esos temas no eran frecuentes; piensa que tal vez por eso la propuesta le causó mucha curiosidad. Respecto a la actividad en sí, se detiene en las experiencias de la compañera trans para describir el proceso de transformación de género, específicamente en las tensiones que aparecen en el ámbito de salud respecto a los chequeos médicos y, por otro lado, las dificultades que tuvo que enfrentar para defender su identidad de género autopercibida. Ante esto, Carla comienza asumiendo una “ignorancia” respecto del procedimiento que algunas personas realizan para cambiar de género. Otra de las cuestiones que le hizo eco en su propia experiencia fue el relato de su compañera en relación con las dificultades que tuvo que atravesar por no contar con un documento de identidad que acredite su elección; por ejemplo, el quedar detenida en una comisaría porque su Documento Nacional de Identidad no coincidiera con su aspecto físico. Empatizando con esas vivencias, sostiene: “Se presentó y dijo su edad, y yo inmediatamente pensé todas las cosas que yo hice con el documento y ella no las pudo hacer”. Este tipo de actividades permite no solo el acercamiento a realidades que, de otra manera, se le presentan muy lejanas, sino que además la llevan a reflexionar en torno a su propia experiencia dentro de la Universidad en términos de apertura: “era un mundo que yo no entendía nada. Tenerlas ahí sentadas [...] conocer un poco sus vidas y todas las dificultades que tuvieron que pasar”. Entiendo que su participación en esta actividad puede pensarse como una oportunidad interesante que se pone en juego en su proceso de identificación cuando sostiene: “Me encanta la vida universitaria, porque te abre la cabeza”. Al igual que Carla, Nancy se acercó a la misma jornada. Cuenta que le cuesta conjugar las actividades por fuera de la clase con el resto de sus responsabilidades pero que, de todos modos, le interesan las propuestas de la carrera y que, en el trayecto, “va aprendiendo”. Este aprendizaje lo relaciona con el acercamiento a temas que, para ella, eran tabú por venir de una “familia muy tradicional”, con enseñanza religiosa. Menciona que durante su niñez algunos temas no se tocaban y que ahora “los está aprendiendo” en la Universidad. En ese sentido, sostiene que tenía una mirada muy “simple” sobre la homosexualidad y que eso le impedía, por ejemplo, dar respuestas a algunas de las inquietudes planteadas por su hija menor: “A veces ella me pregunta “¿por qué si es hombre se viste de mujer? Entonces yo ahora le puedo responder”. Este pasaje parece significativo, especialmente considerando que plantea que “capaz que hace unos años atrás no podía responder eso”, y que le “sirve por el tema de mi nena”. El paso por instancias como la jornada descripta conjugan algunas dimensiones interesantes para analizar la identificación como universitarias/os. Por un lado, la participación en esos espacios permite un acercamiento distinto a saberes que mis entrevistadas plantean que desconocían hasta entonces. Al mismo tiempo, deja ver los efectos que generan los discursos de las/os otras/os en ellas, por ejemplo, en la posibilidad de repensar los entornos familiares en donde fueron criadas, los propios recorridos de vida en relación con los de otras/os, experimentar cierta apertura que la universidad genera y que habilita virajes, por ejemplo, en la relación con una hija y la posibilidad de dar respuestas. Una de ellas sintetizó todos estos efectos en la idea de que la universidad “te abre la cabeza”, permitiendo encontrar herramientas que van más allá de lo estrictamente académico. En definitiva, lo trabajado hasta aquí me permite mostrar cómo la experiencia asociada a estos otros espacios no solo hace a su identificación como estudiantes universitarias/os sino que va generando movimiento en otros planos de la vida de los sujetos, habilitando, por ejemplo, otros modos de pensar la maternidad, o el propio lugar al interior del grupo familiar. Como mencioné anteriormente, las propuestas extracurriculares que se desarrollan en la Universidad tienen una naturaleza diversa. Elena, al ser consultada en relación con su participación en espacios extracurriculares, recuerda haber asistido en clases abiertas organizadas por distintas asignaturas de la carrera, en las que se invita a diferentes referentes del campo del Trabajo Social y cuyas producciones son empleadas como bibliografía en esas materias. Asimismo, esta entrevistada también menciona haber asistido a una charla que ofreció Felipe Pigna en la Universidad a la que concurrió impulsada por su hijo más chico, que sigue con interés al historiador. Finalmente, me cuenta que se enteró de “casualidad” de un ciclo de cine desarrollado en el polideportivo de la Universidad, organizado por la Secretaría de Integración con la Comunidad y Extensión Universitaria los días viernes durante el receso de verano. Al tomar conocimiento de la actividad, comenta que asistieron en familia a ver la película El Camino de Santiago, sobre el caso de Santiago Maldonado. Al finalizar la película, fueron juntos a cenar y, mientras comían, advirtió que el hijo menor “se había enganchado” con el contenido de la película y lo relacionaba con temas que estaban trabajando en el colegio sobre pueblos originarios. Días más tarde, el niño llevó esa información a su clase sorprendiendo a la maestra (Elena planteaba: “fue a la escuela y la maestra pensaba ¿y este pibe de dónde salió?”). Pero ese no fue el único suceso en el ámbito de la escuela del hijo de Elena que ella relató: entiende que, luego de ese hecho y por otras intervenciones –como llevar para el calendario escolar fechas importantes como el día del “orgullo gay”– la maestra la convocó a una charla sobre los derechos humanos: “fui a participar de una clase sobre los derechos humanos. Me eligió para que yo estuviera con ella”. Por último, haré referencia a Jorgelina, quien se había graduado poco tiempo antes de ser entrevistada. Ella también se refirió a esos otros espacios de asistencia voluntaria. En su entrevista cuenta que, luego de recibirse, decidió asistir junto a un grupo de ex compañeras al Congreso de Trabajo Social que se desarrolló en la ciudad de Mar de Ajo, dado que en sus años como estudiante nunca había asistido a un evento de este tipo. Si bien resolvió no presentar ponencia (“quería estar relajada”), asistió como oyente a algunas mesas. En su relato se detiene a detallar una exposición que reflexionaba acerca del perfil del trabajador social realizada por un colega de la provincia de Córdoba. Advirtió que la presentación refería al perfil profesional de la disciplina en general, lo que la condujo a reflexionar sobre su propio perfil como trabajadora social egresada de la UNPAZ en particular. En este sentido, Jorgelina se identifica con su compañero en términos de colegas, pero marca claras distinciones en el modo de presentar al trabajador social: “él lo hablaba como el opuesto, como el otro diferente [...] Recibido de trabajador social, yo también me recibí, pero yo en realidad pertenezco a la parte popular, al pobre, al territorial”. Es interesante cómo esta experiencia ligada a un evento académico resulta significativa para reflexionar acerca de la simultaneidad entre el proceso de identificación como universitaria, y el vinculado a otras identificaciones, en este caso como profesional del trabajo social. 4. Reflexiones finales En este trabajo me ocupé de analizar aspectos de la experiencia universitaria para echar luz sobre los procesos de identificación como universitarias/os de estudiantes en una Universidad de reciente creación. Las ideas planteadas acercan una mirada reflexiva sobre los efectos que estas instituciones producen en los territorios y ponen énfasis en las transformaciones que genera en la vida de los sujetos la posibilidad de cursar estudios superiores. En el artículo, fui documentando el tránsito de los estudiantes por determinados espacios extracurriculares propios de la Universidad o vinculados a ella. Repuse cómo es que llegan, quiénes intervienen en esos acercamientos, describí cuestiones relativas a lo que se hace en cada ámbito, centrándome en las relaciones que van tramando a su paso y los sentidos que se abren al estar en la Universidad y que empiezan a dialogar con los preexistentes. Inicialmente, me aboqué a los espacios de tutoría. Ya al describir los modos en que las/os estudiantes toman contacto con estas propuestas advertí que los sentidos que se construyen sobre ese ámbito son heterogéneos y que, en esa construcción, intervienen no solo las perspectivas de las/os estudiantes sino también las miradas de las/os docentes, así como los discursos institucionales propios de esa coyuntura. En cuanto al contenido de los sentidos que se construyen sobre este espacio, registré que las tutorías aparecen asociadas a la posibilidad de familiarizarse con estrategias de estudio que permiten ganar seguridad y ayudan al sostenimiento de la continuidad académica. Estos sentidos conviven y dialogan con miradas que van otra dirección y vinculan a las tutorías con un espacio al que van las/os “burros”. Como dije, al conversar con mis interlocutores/as aparecieron referencias a la posibilidad de fortalecerse en el quehacer estudiantil en términos académicos; ahora bien, también surge la idea de socializar con otros pares, de proyectarse en otros ámbitos de la vida (como productores de contenidos en la red a partir de la elaboración de blogs personales, por ejemplo). Así, lo que se aprende no solo sirve para fortalecerse como estudiante y aprobar los parciales, sino que tiene efectos más allá del ámbito académico. Esta idea cobra aún más fuerza con el análisis de los otros espacios extracurriculares, como lo hice en el apartado “Más allá de las tutorías: otros espacios extracurriculares en la perspectiva de las/os estudiantes”. Respecto de esos otros espacios extracurriculares, como plantean mis entrevistadas/os, la participación en ámbitos como las clases abiertas o los ciclos de cine las/os han llevado, por ejemplo, a reflexionar sobre los entornos familiares en donde fueron criadas/os, sus propios recorridos de vida en relación con los de otras/os; y, en particular, habilitan nuevas miradas de sus contextos posicionándose frente a eso. Todas estas cuestiones que hacen a la experiencia universitaria se integran en una dinámica institucional particular que va generando efectos más allá de cada espacio en sí mismo. En consecuencia, los procesos de identificación permean las fronteras y van más allá del ámbito universitario, dialogando con el despliegue de otras identificaciones. Entonces, el hacerse universitaria/o, además de tener relación con el aprendizaje de un quehacer estudiantil, supone construir vínculos, conocer y acercarse a distintos espacios, experimentarlos. A partir de ahí, puede plantearse que los procesos de identificación como universitarias/os parecieran estar entrelazados a redefiniciones en otras esferas de la vida. De acuerdo a estas ideas, estar en la universidad permite “aprender de otra manera”, “aprender en todos los sentidos”, o incluso acercarse a experiencias que puedan expresarse como “a mí la universidad me partió la cabeza”, “la universidad me salvó la vida”. Esta investigación se detiene en las experiencias concretas de quienes se han incorporado recientemente a la educación superior, y pone de relieve las transformaciones que genera en la vida de estas personas la posibilidad de estudiar, aportando así una mirada en el debate en torno a la ampliación del sistema universitario argentino.
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    1. Se trata de la Maestría en Derechos Humanos y Políticas Sociales, dictada en la Universidad Nacional de San Martín. ↩︎
    2. El primer proyecto en el que se enmarcó esta investigación fue “Nuevas universidades y procesos de regulación estatal: trayectorias y modos de vida de jóvenes estudiantes, docentes y graduados de la UNPAZ”, a cargo de la Dra. Paula Isacovich. Luego, el trabajo continuó en el proyecto titulado “Condiciones, prácticas y sentidos acerca de la enseñanza en la Universidad Nacional de José C. Paz (UNPAZ)”, a cargo de la Dra. Lucia Petrelli. ↩︎

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